Ayer desperté y creí estar soñando; no era posible tanta belleza ante mis ojos, mi mente no podía almacenar tantos
colores y formas; nunca habría podido creer que la naturaleza pudiera emitir tantos sonidos hermosos. Por primera vez en mi vida
pude escuchar el crujido de una semilla al romperse, y el sonido del pequeño tallo abriéndose paso para asomarse a saludar al sol.
Escuché reír a las gotas de rocío que resbalaban por las hojas de los árboles, dejándose caer de unas a otras hasta llegar al suelo,
mientras las ramitas de hierba discutían por colocarse debajo para recibirlas al caer.
Las nubes danzaban en el cielo esquivando a los dulces rayos de sol que intentaban pasar a través de ellas. El agua del lago estaba tan
quieta que parecía de cristal para que en ella se reflejara el juego de las nubes.
Entre tanta algarabía me paré a pensar en cómo había llegado hasta este maravilloso lugar, y no lo recodé, pero tampoco era
necesario porque sentía una paz tan intensa en mi interior que nada de lo que me había pasado hasta ahora me importaba, tan solo
quería descubrir mas cosas sobre este fantástico lugar de ensueño y encontrar a alguien a quien poder expresar como me sentía, necesitaba
gritar, bailar, reír e incluso llorar para demostrar al mundo lo intensamente feliz que era, no había ni una pequeña mota de tristeza en mí.
Me levanté y comencé a caminar entre los árboles. En aquel inmenso bosque me topé con especies de animales de los que jamás
había tenido noticia. Anduve durante largo rato observando todo lo que me rodeaba, y en ningún momento sentí cansancio, parecía que
mis pies no tocaran el suelo. Iba descalza y sentía sobre la planta de mis pies un suave cosquilleo provocado por el roce de las hojas caídas
sobre el suelo; fue entonces reparé en que las hojas no eran como las que yo siempre había visto, estas eran de distintos colores, desde todas
las tonalidades de verde hasta las de azul, y de estas a las de malva y así pasando por toda la gama de colores conocidos y algunos que yo
no había visto jamás. Miré hacia el cielo y solo pude admirar pequeños fragmentos de este entre las espesas copas de los árboles.
Las sombras del bosque parecían jugar al escondite mientras yo pasaba a su lado y alegremente carcajeaban cuando yo sonreía por
haber visto a alguna de ellas. Parecían cómplices de mi sonrisa, la cual provocaba un agradable cosquilleo en todo mi cuerpo cada vez que se
asomaba a mis labios.
Entre toda la alegría de pronto se creó un gran silencio y ahí, ante mis ojos le vi, tan hermoso y tan sereno, pero sus ojos me transmitían una
inmensa inquietud, no estaba asustado pero en su interior había preocupación; ¿Qué le sucedía a este increíble ser?
Yo en este momento comencé a sentirme incrédula ante lo que veían mis ojos, comencé a creer que todo esto no era más que otro de mis sueños,
pero en mi interior deseaba que no fuera así, quería que todo lo que me estaba sucediendo fuera real, entonces miré a sus ojos en busca de una respuesta, pero solo me provocaron un terrible e intenso vacío, comencé a echar de menos todo lo que no tenía en ese momento, especialmente a Rafa, mi pareja, pero me negué a aceptarlo, no comprendía por qué tenía que elegir entre dos cosas tan necesarias como son la ilusión y el afecto.
Entonces fue cuando el se acercó hacia mi, de mis ojos no cesaban de caer lágrimas y no encontraba consuelo en ninguno de mis sentimientos;
pero sentí su suave pelaje y esto me tranquilizó. Me habló sin emitir sonido alguno y comprendí todo lo que quiso decirme y hacerme entender.
En ese momento el bosque comenzó a recuperar su alegría, ahora todos cantaban y bailaban al son de rítmicas musiquillas que ellos iban componiendo, danzaban a nuestro alrededor demostrando su alegría, mientras nosotros paseábamos relajadamente por el hermoso paraje.
Durante el paseo él me explicó la razón por la que había creado ese sentimiento en mi interior; solo quería saber si mi espíritu era bueno, ya
que no podían arriesgarse a que ningún espíritu malo los descubriera puesto que eso podría provocar el fin de todas las ilusiones y los sueños
de todo el mundo.
Dejó que conociera a una gran cantidad de seres diversos y hermosos, todos tenían algo que les distinguía de los demás y al mismo
tiempo había algo que les hacía parecerse. Eran alegres, de diversos colores y formas y en su interior no cabía el mal. Mientras cenábamos
todos alrededor de un fuego que emitía crujidos y chasquidos en forma de canción, él me preguntó sobre Rafa y sobre los sentimientos que me
creaba su presencia y me dijo que no comprendía por qué razón los humanos siempre nos enamoramos de seres que son en apariencia igual
que nosotros. Esto me creó una gran curiosidad, quería saber si ellos a pesar de ser tan distintos unos de otros podían enamorarse aunque no pertenecieran a la misma especie. Mi pregunta le provocó una gran carcajada, dijo que yo no sería capaz de entenderlo porque en nuestro
mundo hay muchas diferencias que separan a las especies, empezando por la comunicación y acabando por la terrible avaricia del ser humano;
Y tenía mucha razón, a ellos no les importaba la apariencia del ser al que amaban, solo buscaban la complicidad y la belleza en los sentimientos
del otro, y esa idea me pareció lo mas hermoso y desinteresado que había visto y oído jamás.
Fue entonces cuando me contó que en su vida también había alguien especial y quiso demostrarme la gran diferencia física que había
entre ellos. Nos apartamos del fuego para ir en busca de la ninfa que le había robado el corazón a mi querido unicornio pero no logramos
encontrarla, así que volvimos al fuego y allí me quedé plácidamente dormida.
Al rato me desperté bruscamente como si algo me hubiera golpeado y descubrí que no había nadie alrededor, pero cuando intenté volver a
echarme, una piedra golpeó de nuevo mi cabeza; me levanté rápidamente en busca del ser que me había agredido y tras haber sido golpeada
varias veces por las piedras, descubrí al ser que me agredía. Corrí tras el hasta alcanzarlo para descubrir finalmente que era una ninfa y que
su descripción encajaba perfectamente con la que el unicornio me había dado de su amada. Intenté preguntarla que le sucedía pero se negaba
a hablar y solo me lanzaba piedras, gritándome que me alejara del unicornio. Fue entonces cuando comprendí que lo único que le sucedía era
que estaba celosa e intenté explicarla que yo no quería apartarla de su lado, solo quería respuestas y él era el único que me las había ofrecido,
a pesar de todo intentó echarme. Como yo no quería causar problemas en aquel pacífico lugar, me alejé intentando buscar la manera de regresar
a mi realidad.
Mientras caminaba me di cuenta de la gran influencia que tienen los sentimientos humanos sobre todos los seres auque éstos no tengan
apenas contacto con nosotros y entristecida continué mi camino. Mientras caminaba escuchaba por última vez aquel mundo de mis sueños,
pidiendo que no terminara de aquella manera, no quería perderme todo aquello por una confusión, así que decidí buscar a la ninfa e intentar que comprendiera la realidad, pero cuando intenté regresar a darle mis explicaciones comencé a sentir un sueño muy fuerte y todo a mi paso se fue desvaneciendo, no podía creer que aquella ninfa finalmente se hubiera salido con la suya, pero aquel sueño iba acabando conmigo y finalmente
caí rendida sobre la fresca y húmeda hierba y entré en un profundo sueño que acabó con aquel inmenso mundo sin la oportunidad de solucionar
lo que había sucedido.
Poco a poco fui despertando en “mi” realidad y me di cuenta de que nada había sido real, solo había sido un sueño pero no importaba
ya que justo en el momento en que abrí los ojos le descubrí mirándome, me estaba acariciando el pelo y me sentía igual de bien que cuando
me había despertado en el bosque de mis sueños, pero no quise volver a pensar en ello, solo quería centrarme en lo que tenía en ese momento
y abrazar a esa persona que estaba a mi lado.
Rafa me abrazó y entonces sentí un tremendo vacío en mi interior que me resultaba familiar, notaba que me faltaba algo dentro y no sabia lo
que era.
Me levanté de la cama para intentar escapar de ese terrible dolor que se acumulaba en mi estomago pero no sirvió de nada, así que fui
a abrir la ventana para respirar un poco de aire fresco pero antes de llegar a ella Rafa se acercó hasta mí y me abrazó de nuevo calmando
levemente el vacío que me había creado anteriormente; Me acompaño hasta la ventana como para enseñarme algo y creí estar soñando, no
era posible tanta belleza ante mis ojos, mi mente no podía almacenar tantos colores y formas…